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Marc Gasol supera a su hermano Pau en el encuentro entre los Grizzlies y los Bulls.

Spike Lee, fervoroso seguidor de los Knicks, hubiera podido perfectamente rodar una película de ciencia ficción hace 15 años. Los protagonistas serían dos hermanos de un país del que entonces apenas se había tenido otra noticia en la NBA que la breve incursión de un tal Fernando Martín en Portland —147 minutos en 25 partidos en la temporada 1986-1987— y una final olímpica en la que su selección fue barrida (96-65), en 1984, por la de Estados Unidos, entonces formada por un combinado universitario liderado por una promesa de 21 años, de nombre Michael Jordan.

La trama arranca cuando el hermano mayor, Pau, tras asumir el pago de la cláusula de rescisión de su contrato con el Barcelona, se enfunda en el único traje que posee y se planta en Nueva York. Su cotización sube como la espuma. En apenas un día pasa de estar fuera del top ten a ser elegido tercero en el draft, el 28 de junio de 2001. Transcurridos tres lustros, Pau y su hermano Marc, se codean con las más grandes estrellas de la NBA. Son los mejores pívots de la Liga y figuran en los cincos iniciales del All Star, el 15 de febrero de 2015, en el Madison Square Garden de Nueva York, el mismo escenario donde Pau se puso la gorra de los Hawks y de inmediato la de los Grizzlies, su primer equipo en la NBA, en el que, en 2008, tomó el relevo su hermano Marc.

Lo nunca visto, un reconocimiento a la calidad y perseverancia de los hermanos de Sant Boi. Pau, a sus 34 años, se ha superado una vez más, tras dejar atrás su etapa con los Lakers, esplendorosa primero con dos anillos y tres finales, desventurada después a causa de las lesiones y la deriva del equipo. Su fichaje por los Bulls, el equipo que encumbró Michael Jordan, le ha rejuvenecido. Ha recuperado sus mejores números y ha devuelto a la senda de los mayores retos al equipo de Rose, Butler, Noah y el novato Mirotic.